Vamos a dormir sin miedo
Había una vez…
…una niña que se llamaba Jana. Tenía 5 años y era muy risueña y simpática y le gustaba jugar todo el día con sus padres y su hermano pequeño. Pero cuando llegaba la noche, Jana no quería ir a dormir: ¡tenía miedo! «¿De qué?», os preguntaréis. Pues bien, le daba miedo la oscuridad. Cuando sus padres la metían en su camita y apagaban la luz lloraba y chillaba.
Aquella noche, Jana le pidió a su madre que se quedara a dormir con ella. lo hacía cada noche pero, como siempre, su madre le dijo que tenía que dormir sola en su cuarto.
–¡Está oscura! –le dijo Jana – Y durante la noche hay alguien que me viene a ver y escucho voces y salen monstruos… ¡Y tengo mucho miedo! Por eso no quiero estar sola.
Y su madre le respondió:
–Cada noche antes de ir a dormir Mamá te viene a ver y te cubre bien con las sábanas para que no pases frío. Como estás dormida no eres consciente de que soy yo. Las voces que escuchas son las de Papá y Mamá, pero como estás dormida no eres consciente de que somos nosotros.
–¿Y los monstruos? –preguntó Jana
–¿Están aquí ahora? –dijo la madre.
–No, ahora no, ¡vienen por la noche! – dijo Jana
–Tengo una idea, Jana, ahora miraremos por todo el cuarto a ver si hay alguien. Miraremos debajo de la cama, dentro del armario, dentro de la cómoda y detrás de la puerta. ¡Vamos!
Y así lo hicieron: removieron toda la habitación, miraron por todos los rincones y sólo salían peluches y juguetes de Jana. Al cabo de un rato su madre la acompañó a la puerta y le dijo:
–Hija, quiero que cierres bien la puerta con llave para que no pueda entrar nadie durante la noche.
Jana dio dos vueltas de llave y se fue a la cama convencida de que aquella noche ya no recibiría la visita de los monstruos.
Antes de salir de la habitación, su madre dejó a los pies de la cama un conejito con las orejas bien grandes y le dijo: El conejito te vigilará. Si hay algún ruido, él te avisará y tú lo que tienes que hacer es avisar a Mamá. Yo vendré y si encontramos un monstruo lo cogeremos y lo echaremos de casa.
Esa noche Jana se sintió más segura que nunca. No se despertó por la noche y ya nunca más tuvo miedo de la oscuridad.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado…