EL SUEÑO DE UNA FLOR

La flor que quería volar

Había una vez

el sueño de una flor

… una pequeña flor de color amarillo y naranja que estaba muy triste porque no podía volar. Tenía unas hojas preciosas, de un color verde muy vivo. Y cuando el sol acariciaba sus pétalos parecía que estuviera recubierta de pequeñas gotas de agua que le daban un aspecto brillante. Era la flor más bonita del prado. Pero ella siempre estaba triste. Las flores que tenía alrededor intentaban cada día hablar con ella pero ella nunca decía nada. No quería hablar.
Sólo tenía una ilusión: quería volar, descubrir qué había más allá del prado, al otro lado de la colina, quería volar ….

Una tarde, cuando todas las demás flores hacían la siesta, ella miraba la montaña que tenía delante y se imaginaba que volaba arriba y abajo, cuando de repente, notó un peso en uno de sus pétalos.

– ¿Quién eres? , Dijo la pequeña flor

– ¡Perdona! Soy una abeja obrera. Estoy muy cansada. ¿Puedo quedarme un rato a descansar? Le dijo la abeja a la flor.

Claro que si! ¿Qué te ha pasado?

He ido a recoger néctar al otro lado de la colina. Hoy he hecho muchos viajes hasta allí. Me he cansado mucho, voy demasiado rápido. Entonces he visto que caía porque ya me sentía muy débil. Descansaré un rato aquí contigo y luego volveré a casa.

– ¿Dónde vives?, le preguntó la flor

Vivo en una colmena, trás aquel árbol.

– Oh, dijo la flor, y empezó a llorar.

somnis d'una flor

Entonces cuando la abeja le preguntó porque estaba tan triste, la flor le explicó que ella cada día soñaba que podía volar, que podía ir muy lejos y conocer otras flores, otros animales, otros parajes. Y que estaba triste porque sabía que nunca podría volar.

La abeja, que había estado escuchando muy atentamente, tuvo una idea y le dijo:

«Yo te puedo explicar todo lo que veo cuando vuelo, te hablaré de los colores, de las formas y de los olores, les diré a los animales que me encuentro que te vengan a ver y te explicaré las historias más curiosas de los lugares que puedo ver desde del cielo. Yo seré tus ojos y tu volarás con tu imaginación a través de mis palabras. ¿Qué te parece?

¿Harías eso por mí? le contestó la flor

«Empezaré ahora mismo …»

Y así fue que la flor y la abeja se hicieron inseparables. La flor nunca más estuvo triste. Estaba tan contenta que le brillaban los ojos de la emoción. Todas las flores del prado se giraban hacia ella, le preguntaban cosas y ella, emocionada, hablaba sobre todo lo que la abeja le contaba.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.




Escrito por: Claudia

Periodista especialista en oci infantil i familiar amb més de 30 anys d'experiència en mitjans.